PAPPO SIGUE VIVO
10 de marzo de 1950, Paternal, Buenos Aires.
Casi en un abrir y cerrar de ojos, cuando nadie lo esperaba y mientras disfrutaba de un nuevo gran momento en su vida Pappo murió con apenas 54 años, en un instante se evaporaron millones de sueños.
Eran tiempos marcados por Buscando un amor (2003), un disco que por peso específico y ambición se transformó en un relanzar de su carrera. Ese mismo día se abrió un agujero enorme en los corazones de los fans y de una escena que nunca encontrará a nadie igual. Pero su legado sigue vivo, al alcance de cualquier púa, play, clic o el soporte musical que aparezca.
La carrera de Pappo fue sinuosa arriesgada y irregular . Con marchas y contramarchas, cambios de formaciones y proyectos. Declaraciones destempladas, algún destrato hacia su propia obra, y una relación con la industria que muchas veces le jugó en contra. Lo que el Carpo jamás cambió fue su idiosincrasia, su pasión por el blues rock y heavy metal que quizás, fue más de lo mismo en su propio repertorio pero asi lo mantuvo inalterable. ¡Nunca apostó a las modas!
Se actualizó dentro de la música que amaba, escuchó nuevas tendencias y en algunos casos se nutrió de ellas. Pappo era una persona simple, no tenía formación académica, ni le gustaban las impostaciones. Tenía una gran curiosidad y compromiso para hacer realidad lo que estaba buscando, siempre a su manera.
Tampoco era un prodigio del canto, pero su voz aguardentosa fue el complemento ideal para los incomparables riffs, punteos y duras melodías que hacía salir de sus guitarras, un talento de las seis cuerdas. Nadie puede decir nada, Norberto Napolitano, musicalmente, les puso el cuerpo, la voz y la guitarra al blues y al heavy metal, con etapas bien marcadas.